Prueba del BMW M8 Competition Cabrio, 625 CV a cielo abierto

Probamos el vehículo que mejor encarna el modo de entender la deportividad y la exclusividad de BMW, el M8 Competition de 625 CV en su versión descapotable

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El BMW M8 Competition es el ejemplo perfecto de cómo entiende la firma bávara la deportividad y la exclusividad. Es la combinación ideal entre alto rendimiento, con prestaciones y características que rivalizan con ciertas marcas italianas, y el lujo, con una selección de materiales y un cuidado de los acabados sublime. En su versión descapotable, la unidad probada, cuenta con una capota de lona que se pliega y despliega automáticamente en cuestión de segundos para poder disfrutar de sus 625 CV de potencia a cielo abierto.

Estéticamente es imponente y agresivo. Es un coche muy largo, de 4,86 metros, pero apenas de 1,35 metros de alto. Destaca su larguísimo capó, en el que esconde su contundente V8 de doble turbo y 625 CV, que termina en un habitáculo para cuatro ocupantes, dos podrán viajar cómodos, y una trasera que en la versión Cabrio es ligeramente más larga. Llaman la atención los múltiples detalles en fibra de carbono en el frontal, los retrovisores y su difusor, así como sus enormes llantas de 20 pulgadas. Quizá el Cabrio es más forzado que el cupé en términos estéticos, pero sigue siendo muy atractivo.

Interior del BMW M8 Competition Cabrio | Foto: Àlex Soler
Interior del BMW M8 Competition Cabrio | Foto: Àlex Soler
El interior mantiene el diseño habitual de BMW, con una pantalla central para el sistema de infoentretenimiento y un cuadro de instrumentos digital. Abunda la piel entre sus materiales y todo se siente blando. La fibra de carbono y las costuras rojas le aportan deportividad, aunque sus levas, pequeñas y de un material que parece plástico, podrían mejorar. La accesibilidad no es mala para su altura, aunque en las plazas traseras habrá que entrar casi con calzador. Pese al poco espacio detrás, sus asientos son bastante cómodos. Su maletero, de 350 litros, es algo escaso, sobre todo al conducir sin techo.

Potencia sin límites

El corazón del M8 Competition es el citado V8 de 4.4 litros de 625 CV y 750 Nm de par máximo, que comparte con el M5 Competition. Este propulsor cumple todas las demandas del conductor sin excepción y, de la mano de la transmisión M Steptronic de ocho relaciones, es capaz de catapultar los más de 2.000 kilos del M8 sin contemplaciones. En conducción deportiva, es estable y muy ágil y aunque se siente algo pesado, en circuito debe ser una delicia. El atractivo sonido del motor, profundo y hasta excitante, queda eclipsado por el gran trabajo realizado con la insonorización del interior.

Motor del BMW M8 Competition | Foto: Àlex Soler
Motor del BMW M8 Competition | Foto: Àlex Soler
No obstante, es el M8 Competition es también capaz de ser muy dócil y suave en el modo confort. Es ciertamente cómodo con la configuración más suave y, aunque su maniobrabilidad no lo hará el mejor vehículo para la ciudad, sí puede ser un buen aliado para una ruta tranquila, aunque el consumo siempre estará por encima de los 15 litros cada 100 kilómetros. Su punto negativo seguramente sea su precio, desde 200.500 euros.