Cómo revisar un coche de segunda mano antes de comprarlo

Siempre que se compra un coche de segunda mano se debe de revisar previamente a fondo para comprobar que goza de una buena salud y que no va a darnos graves problemas mecánicos en el futuro

La pandemia por coronavirus va a desatar una crisis económica que muchos comparan ya con la de 2008, donde cayó en picado la venta de vehículos nuevos y se disparó la compra de coches de segunda mano. Si a esto le unimos que la gente prefiere desplazarse en coche particular para no exponerse al COVID-19 en transporte público, obtenemos que debido a la bajada de ingresos en los hogares, los vehículos de ocasión y segunda mano pueden volver a convertirse en el recurso “perfecto” para las familias españolas.

El problema es que con un coche usado siempre te arriesgas a que la factura de reparación sea más elevada que la de compra. Para tratar de reducir al máximo las posibilidades de equivocarse, vamos a elaborar una extensa guía de consejos para la compra de un coche de segunda mano. Esta guía consta de distintas partes: mecánica, chapa, interior… y comenzaremos por la parte mecánica, la más compleja e importante.

Revisión del motor de un coche de segunda mano

Más allá de posibles desperfectos estructurales por un choque, lo más importante a la hora de revisar un coche de segunda mano es que no tenga fallos mecánicos, ya que pueden ser los más costosos de reparar. Por ello vamos a detallar qué elementos debéis revisar para comprobar que el vehículo usado goza de buena salud independientemente de los kilómetros que lleve recorridos.

Para ello lo primero que haremos será abrir el capó. Un primer vistazo ya nos permitirá ver si el motor está muy viejo, y sobre todo cómo el dueño ha tratado y conservado el coche. Si el motor está muy descuidado, con mucha suciedad, grasa, y corrosión en la batería y otros elementos, mejor será olvidarnos de comprar ese vehículo.

Si por el contrario vemos un aspecto que denote una buena conservación del coche usado, comenzaremos por algo tan simple como comprobar el aceite. Para ello extraeremos la varilla y comprobaremos que esté en un nivel óptimo -entre el mínimo y el máximo-, si bien el mejor indicativo de cara a una compra es que el líquido no tenga un aspecto demasiado malo. Si está muy negro o espeso significa que no han hecho un buen mantenimiento del vehículo. No es determinante porque se puede cambiar, pero sí nos da una idea de hasta qué punto el dueño ha hecho un correcto mantenimiento del coche.

Comprobación del aceite del motor
Lo siguiente que deberíamos ver es si el motor tiene fugas. Si observamos la presencia de líquidos allá donde no debería haberla, así como remaches improvisados o juntas caseras hechas con goma, silicona u otros sellantes, es que el motor está en muy mal estado. Un propulsor con buena salud no debe tener restos de líquido por ninguna de sus superficies.

Para una inspección más minuciosa del coche de segunda mano podríamos incluso abrir el tapón del motor e intentar mirar con una linterna en su interior, para ver en primer lugar que el aceite no esté cuajado ni con un color extraño, e incluso podríamos fijarnos con más detalle si se ven desperfectos como piezas con demasiadas rozaduras o desgaste por una mala fricción.

Mantenimiento de la batería
Lo siguiente será comprobar las correas del motor. Si éstas están demasiado duras y poco flexibles, significa que tienen demasiado tiempo de uso y que pronto podrían romperse. En el caso de la correa de distribución, esta reparación puede suponer una gran factura cuando pasemos por el taller. Es por ello que además de echar un vistazo a su estado, lo más recomendable es que si el coche ya ha superado los 120.000 ó 150.000 kilómetros, el propietario nos muestre las facturas de los cambios de correa. De igual modo, los tubos de goma del propulsor deben tener un tacto blando ser flexibles, de modo que se puedan apretar sin dificultad e incluso notar líquido en su interior.

Por supuesto, en un coche de segunda mano también deberemos de comprobar el estado de los líquidos. El anticongelante, además estar en un nivel óptimo, debe tener un color adecuado y en las paredes de su contenedor no deben aparecer manchas de color negro, que denoten la presencia de humedad o corrosión. Los líquidos de frenos y dirección, si bien no necesitan un cuidado tan constante como el aceite o el anticongelante, sí nos pueden indicar por su nivel y estado, si el coche ha estado cuidado, o por el contrario el dueño del vehículo ha hecho un incorrecto mantenimiento del mismo.

FIinalmente nos fijaremos en el estado del radiador. Es lógico que éste presente pequeñas abolladuras por impactos de piedras cuando circulamos por carretera, pero en cambio no debe tener grandes golpes, ni fugas, ni restos de óxido otros elementos extraños.

Cómo probar un coche de segunda mano

Una vez realizadas estas comprobaciones en parado, lo siguiente será arrancar el motor. Si lo hace rápido y a la primera significa que no hay problemas ni de batería ni de motor de arranque, entre otros elementos. Igualmente, no debe saltar en el cuadro de instrumentos ningún testigo de fallo mecánico o señal de mantenimiento.

Inmediatamente nos fijaremos en el humo que expulsa el coche. Pese a ser un coche usado, nunca debe ser excesivo, si bien al principio puede ser más abundante que cuando coge temperatura. Debe ser además lo más translúcido posible; si es muy espeso y opaco, dependiendo del color puede indicarnos distintas averías. Lo más lógico es que sea blanco o negro pero puede incluso ser de un color azulado. Sea como sea, si expulsa mucho humo y de un color muy vívido, quiere decir que el motor no goza de una buena salud.

Una vez el coche haya cogido temperatura, no deben existir demasiadas vibraciones, ruidos o traqueteos. El nivel de aceptación de estas incidencias dependerá, por supuesto, de los años del coche de segunda mano, pero en ningún caso deben ser alarmantes: una vibración que llegue a colarse en el habitáculo, un chirrido molesto que denote el mal estado de las correas, o un molesto traqueteo, son claros indicativos del mal estado del propulsor.

Humo en el coche
Si el motor suena bien, estudiaremos el estado del embrague. Primero desembragando y comprobando que el pedal ofrece la resistencia correcta y que no hay ruidos en su trayectoria. A continuación engranaremos distintas marchas en parado para ver que la palanca funciona correctamente y sin demasiadas holguras. Para ver el desgaste que ha sufrido el embrague meteremos primera y pondremos el freno de mano. A continuación soltaremos poco a poco el pedal y si al final del recorrido el coche se cala es que el embrague no patina y funciona correctamente. Otra forma de ver su desgaste es simplemente soltar el pedal con la mancha puesta y comprobar que el coche sale pronto y son problemas.

Antes de ponernos en marcha saldremos del vehículo y con el coche arrancado sacaremos la varilla del aceite. Al hacerlo no debe escupir aceite ni salir humo. Si es así es un claro indicativo de que el motor está dañado por posibles fugas.

Prueba dinámica de un coche usado

Una vez iniciamos la marcha, y como sucedía con el coche parado, no debe haber un exceso de humos ruidos ni vibraciones. Las aceleraciones deben ser constantes y enérgicas si así lo demandamos -siempre teniendo en cuenta la potencia de cada propulsor-. No es buen síntoma que no tenemos pérdidas de potencia durante la aceleración, ya sea desde parado como en recuperaciones.

Si frenamos fuerte el coche debe responder adecuadamente. Si no se detiene en poco tiempo puede significar que existe un fallo en el sistema de frenado, o un gran desgaste de las pastillas o discos de freno. Pero en este último caso la maniobra iría acompañada de un notable chirrido. Además, al tacto podríamos comprobar que si pasamos los dedos por los discos exista un gran escalón en el extremo de los mismos.

En cuanto a la dirección, yendo en marcha no deben haber vibraciones ni movimientos extraños. Y si soltamos el volante, el vehículo debe mantenerse recto en una superficie plana. Si no es así, podría denotar un fallo de dirección así como también un deterioro de las suspensiones. Al girar no deben haber golpeteos ni ruidos, y el viraje se debe de efectuar de una forma ‘natural’.

Comprobar la dirección en en un coche usado
Una vez y vemos buen trayecto recorrido nos fijaremos en la temperatura del vehículo para comprobar que está se mantiene en el punto medio del indicador. Si lo supera notablemente es que existe un fallo grave en el propulsor.

Una vez realizada la prueba dinámica del vehículo comprobaremos antes de apagarlo el buen funcionamiento de todos los sistemas eléctricos: aire acondicionado, luces, ventilación, intermitentes, radio, calefacción, etc.

Finalmente, y aún habiendo realizado todas estas comprobaciones, antes de comprar un coche de segunda mano, y más si es entre particulares, siempre recomendamos llevarlo a un mecánico de confianza para que éste haga una exhaustiva revisión para comprobar el estado de salud del mismo.

https://www.neomotor.com/conduccion/que-significan-los-testigos-de-averia-del-coche.html