BMW M2 vs BMW Z4: dos caras de la deportividad

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El M2 es, para los más acérrimos "tuercas" de BMW, el verdadero continuador espiritual del M3 E46, uno de los modelos más queridos de la saga. Y es que el M2 no es tan grande como los actuales M4, y posee un tacto más deportivo que estos. 

Mientras, el roadster Z4 se ha renovado por completo con la promesa de ofrecer más sensaciones fuertes que su predecesor, con el Toyota Supra como versión cerrada cuasi gemela y el Porsche Boxster como objetivo en cuanto a dinamismo.

Para este enfrentamiento hemos escogido las versiones M2 Competition y Z4 M40i, ambas armadas con motor 3.0 de 6 cilindros en línea (una vieja tradición en BMW el no montarlos en V), que como ahora es habitual recurren a la sobrealimentación. El primero entrega 410 caballos, que son 340 CV en el segundo.

Tras probar ambos, el resultado nos ha sorprendido enormemente, porque estos coches tan diferentes logran una eficacia más pareja de lo previsto, y lo mejor es que lo hacen por caminos muy distintos. Veámoslo.

Dos mundos

Al primer golpe de vista, nuestros protagonistas de hoy son totalmente diferentes. El M2 parte de un chasis de aspiraciones deportivas, pero también diseñado para dar vida a versiones mucho más confortables y ruteras, modelos diésel incluidos. 

En cambio, el Z4 ha sido diseñado para ser un deportivo desde una hoja en blanco, de solo 2 plazas, y por ello cuenta con un chasis con un centro de gravedad más bajo y con el peso mejor repartido. Además, ha reducido mucho su batalla, ahora bastante más corta que la del M2 (2,470 metros frente a 2,693), lo que fomenta las reacciones ágiles.

Al sentarnos en su interior estas diferencias se palpan en la posición de conducción, mucho más baja y estirada en el Z4, y por tanto óptima para pilotar. 

Este, dado que hace poco que salió al mercado, aventaja a su hermano en digitalización, con relojes totalmente electrónicos, y además posee unos acabados superiores, aunque en la berlina hay más rasgos deportivos, como superficies con imitación de fibra o pespuntes coloridos. 

Motores

En ambos casos emplean bloques de 3 litros sobrealimentados, con 6 cilindros en línea en colocación longitudinal, armados con los sistemas Doble Vanos de control variable de válvulas y Valvetronic, una mariposa electrónica. Eso sí, en realidad son dos motores distintos: existe una pequeña diferencia en el tamaño de los cilindros de ambos bloques, de tal forma que el del M2 –que proviene directamente del M4– es de carrera más corta, es decir, el recorrido de los cilindros es ligeramente menor (como puedes ver en la ficha adjunta), algo típico de propulsores más deportivos, pues pueden subir más de vueltas que los de carrera larga, que dan más par. Además, es sobrealimentado por dos turbos, mientras que el del Z4 es de un solo turbo de doble entrada (Twin Scroll).

Para entregar la potencia al suelo encontramos dos soluciones diferentes. El M2 está disponible con caja manual de 6 marchas, como la de nuestra prueba, y cuenta también con una de doble embrague en opción. Sin embargo, el Z4 M40i se ofrece únicamente con la conocida caja de 8 marchas y convertidor de par de ZF. Tres cajas, por tanto, muy distintas.

En lo que a prestaciones se refiere, y dado que el peso es casi calcado, es el M2 el que aventaja a su rival gracias a su mayor potencia, pero por muy poca diferencia, con un 0-100 km/h teórico en 4,4 segundos, frente a los 4,5” del roadster. En velocidad punta, ambos están autolimitados a 250 km/h. 

Esta ventaja en prestaciones se corresponde con una desventaja en consumos. El Z4, por su menor potencia y por la caja de cambios, es capaz de consumir en torno a un 20% menos de combustible.

En marcha

Los dos se encienden pulsando un botón, y como esbozaba líneas atrás te sientas más cerca del suelo en el Z4. Aceleras a fondo y ambos vuelan hacia las curvas rugiendo como leones. ¡Qué placer!

El poderío de sus motores resulta parejo, con mucho par muy rápido y un régimen de uso inmenso. Ambos son turbo, pero no marcan la patada con nitidez, son bastante progresivos y, a pesar de ello, brillan cerca del corte, algo más complicado para los sobrealimentados que para los atmosféricos. ¡Brillante! 

En todo caso, en el M2 notamos una entrega ligeramente más brusca, y su do de pecho está un poco más alto. Si unimos esto a un rugido del motor más poderoso, comenzamos a notar pequeñas diferencias de talante, en este caso más deportivo en el caso del M2, más emocionante. Además, claro, entrega 50 caballos más, que se notan perfectamente.

Seguimos avanzando y el M2 sigue regalándonos más sensaciones. En la frenada, de nuevo es más deportivo, con un tacto de freno más firme, y al entrar en los giros notamos una dirección más comunicativa con el conductor, de la que obtiene más información sobre el agarre del tren delantero.

Esa entrada es fabulosa, sin subviraje, y te lleva al punto crítico de la conducción de estos "pumas": el vértice y sus cercanías. Ahí hay que concentrar nuestros recursos cerebrales para controlar la trasera, que de todas formas no resulta tan nerviosa como la de los M4 y sí casi igual de progresiva cuando quieres controlar y alargar el derrapaje. 

La amortiguación es muy firme, controla a la perfección los balanceos de la carrocería, y tras un tramo de curvas compruebas que has disfrutado a lo grande de un deportivo de primera, con sabor antiguo. Brutal.

El Z4 es diferente. Su amortiguación es más suave… pero balancea todavía menos. Su dirección tiene un tacto menos comunicativo… y resulta que entra aún mejor en las curvas. ¡Qué tren delantero! Es más ágil, un verdadero cuchillo para el asfalto. Todo ello gracias a su chasis, muy bajo, de vías delanteras mayores y, sobre todo, de batalla más corta. 

Las sensaciones son discretamente inferiores, pero no la eficacia. En general, al Z4 tardas más en cogerle la medida porque te quedas corto, el coche puede ir casi siempre más allá. Y en el vértice, tarda más en deslizar de atrás, y puedes salir con más contundencia y confianza, aunque si lo pierdes puede ser un poco más difícil de recuperar y para realizar amplias derrapadas hay que tomarle la medida. 

Tiempos en el “Infierno”

La igualdad es palpable. Sorprende mucho que con más potencia y un chasis más rudo, y el mismo peso, el M2 no logre aventajar con claridad a su primo hermano abierto.

Así que hemos recogido una referencia interesante, que en realidad nos ha dejado las cosas casi como estaban: los tiempos en el Circuito de Nürburgring. El BMW M2 de 370 CV marcó en el "Infierno Verde" un crono de 7.58. Y el Z4 M40i lo rebajó hasta los 7.55 con 30 caballos menos. Impresionante. Eso sí, el M2 Competition de 410 CV ha vuelto a rebajar el tiempo por vuelta hasta los 7.50, dejando las cosas en su lugar.

Cuando desconectamos el botón Sport, encontramos un coche mucho más suave y confortable en el Z4. Su amortiguación se hace más blanda, la caja de cambios es pura suavidad y sus consumos son más bajos. 

En cambio, el M2 no dispone de amortiguación variable, así que para el día a día es válido solo para "tuercas" como nosotros, y en terreno que no es perfecto resulta incómodo. Eso sí, en su interior tenemos hueco para más de dos ocupantes, y un maletero de mayor tamaño.

Veredicto

La decisión es más difícil de lo que parece ante coches tan diferentes. Las sensaciones son para el M2; la eficacia, para el Z4, y la ventaja definitiva la pone la potencia superior del primero. Con los mismos caballos, el roadster sería más rápido, a pesar de su mayor suavidad.

Así que si buscas sensaciones fuertes, el BMW M2 es tu coche. Pero de estar reglado de forma pareja, con caja manual o de doble embrague, una suspensión más firme y una frenada con más mordiente, el Z4 sería claramente superior. Lástima que eso, que sería un Z4 M, no vaya a salir a la venta. Ese sí podría comerse al Porsche Boxster.